No era un día más. Me puse la camiseta de la suerte -algún día fallará pero no ese 8 de marzo- y un abrigo largo. Hacía dos años que no iba al Camp Nou para presenciar un encuentro pero yo, como muchos socios y aficionados, creía. En los aledaños de l'estadi los culés cantábamos. Teníamos un 4-0 adverso después de que nos pintaran la carita en París y la gente estaba ahí, dándolo todo; no recuerdo un ambiente así jamás, y es que si algo ha conseguido esta generación de jugadores es matar el histórico pesimismo de la afición. Nadie daba un duro por nosotros en la prensa, nos mandaban "al carrer" aún quedando 90 minutos, la UEFA nos otorgaba un 0 de posibilidades, pero los jugadores demostraron que sí, que también en el estadio blaugrana 90 -o 95 minutos- son molto longos. Cuanto retratado...
Nada más empezar el partido marcó Suárez. Desde mi posición se vio con suspense, ya que en Liga nos quitaron un gol ante el Betis que sobrepasó la línea de gol por 57 centímetros... Me volví loco hasta el punto de preguntar al señor que estaba a mi lado, a grito pelado, que qué minuto era. ¡Palacios, por favor, que acaba de empezar!. Fuera de mi porque todo arrancaba fantásticamente bien: quedaban 3 goles para la prórroga.
Antes del partido dije que para lograr la remontada histórica se debían dar muchos factores: desde un Camp Nou repleto pasando por un buen juego, fe, y suerte. Iniesta se inventó un taconazo que acabó en gol del PSG en propia. Era el guión perfecto: 2-0 al descanso. Me encontré en los pasillos del estadio a varios suscriptores que me dijeron que si, que lo lograríamos, que el destino estaba escrito... ¡ah! y que les gustaba mucho mis videos, algo que a uno le llena inmensamente más si cabe en una situación como la de aquél día
Arrancó la segunda parte, el Barça atacaba en la portería de mi posición y Neymar, activo a más no poder, provocó un penalti. Messi no falló y sólo nos quedaba un gol, ¡¡un gol!!
Llegó Cavani.
El gol del uruguayo nos bajó durante unos minutos la cabeza. Volvíamos a un panorama más que difícil, prácticamente imposible: anotar 3 goles para sellar el pase, ya no habría prórroga. Ellos lo celebraron como el gol definitivo, solo hacia falta ver a Emery para darse cuenta. Pensaban que lo tenían hecho.
Sin embargo pasados esos minutos y sufriendo algún que otro susto con un Ter Stegen magnífico y tomando riesgo, algo normal, debíamos mojarnos, l'estadi volvió a ponerse en pie para animar. Soy muy pesado repitiendo esto pero leche, dimos tanto de nuestra parte... Estuvimos tan bien desde la grada...
Neymar se echó al equipo a sus espaldas.
Vaya Neymar. Desde el minuto uno se le vio activo. Al marcar los goles era quien cogía rápidamente el balón para llevarlo al centro del campo; enchufado, con ganas de demostrar. Era su día... Pero se acababa el tiempo.
El nos volvió a meter en la eliminatoria: vaya golazo de falta. En ese momento quedaba entre poco y nada para llegar al noventa de juego pero se respiraba un aire especial, al menos yo sentí eso, como si estuviera en una nube. Entre ese poco y nada cogió los galones y tuvo las agallas de lanzar un penalti que podía suponer el quinto del Barça. A los chicos que tenía en la fila de detrás les dije: "Ojo si lo mete... hay tiempo". Ellos me negaron con la cabeza mientras yo les repliqué: "hay que soñar". Ney lo metió y quedaban 5 minutos de añadido. El PSG los tenía como corbata, les quemaba la pelota y la fe del equipo azulgrana y de la afición estaba en su punto álgido: "Sí se puede, sí se puede...", gritábamos.
Sergi Roberto y el Barça entraron en la historia.
Se acababa. Ter Stegen salvó una contra fatídica y se fue a rematar una falta de Neymar. La rechazó la defensa. Quedaba una jugada. Recuerdo el "OH" en forma de decepción del campo cuando Neymar realizó ese regate previo al centro definitivo. La puso y el tiempo se paró. Messi no llegó al balón, tampoco Piqué... pero Sergi Roberto estiró la pierna. Bendita locura. El templo blaugrana explotó y yo no sabia si sonreír, gritar o llorar. Un momento mágico retratado en una foto que pasará a la historia: la alegría de Messi. No sabía ni si la cámara estaba grabando -por suerte sí- pero me daba casi igual. Como también me resbalaba bastante en aquél momento el pase a cuartos. No pensé en ello. Simplemente en la gesta, en la lucha y en lo orgulloso que estaba de mi equipo. Era lo que pedía: buenas sensaciones, pero nos regalaron algo para la historia. Al finalizar el partido a la gente le costaba irse del estadio y nos quedamos aplaudiendo unos 10 minutos... A la salida me iba riendo solo con una sonrisa de oreja a oreja mientras escuchaba a muchos culés en la explanada del Camp Nou el cántico dedicado al héroe: "Sergi Roberto, lo lo lo lo lo lo Sergi Roberto".
Menudo día para volver al Camp Nou. Siempre estaré agradecido. Hoy se cumple un mes de la gesta, sí; pero no os miento si os digo que cada día lo recuerdo.

¡Muy emotivo! Como decimos en mi país; me movió el piso jejeje
ResponderEliminar¡Gracias Crack Victor!